Y entramos en un
espacio donde ya no podemos ser dueños de nuestra conciencia, donde la vida se
pone de un color que no es real, donde la objetividad pasa a ser como una
pintura sin terminar guardada en el rincón de los recuerdos o donde la
prudencia se refugia tras la cortina de las emociones.
Ese instante que se
apodera del pensamiento, que deja espacio solamente a la locura, admite que la
insensatez se cuele por las rendijas de la lucidez y permite que los
maravillosos sueños se abran paso en el mundo de la inconsciencia.
Los sueños, esos
instantes que no se pueden controlar, que no se pueden predecir y que de
ninguna manera se pueden ni se quieren evadir. Esos sueños que deberían ser
eternos, interminables e indescriptibles, que llenan la mente de sensaciones
hermosas, de experiencias fascinantes donde la imaginación fecunda trama sus
historias sin prohibición.
Cuando tú apareces en
mis sueños todas las más bellas fantasías, todos los suspiros, todos los latidos,
aunque vivan en el mundo de la alucinación se vuelven una realidad inexplicable
que borra toda posibilidad de conexión con la razón.
Entras en mi universo
profundo, en la inmensidad de mis deseos, en la vastedad de mis océanos de una
forma sutil, delicada, imperceptible casi invisible, como si hubiese alguna
posibilidad de que tu presencia pudiese pasar desapercibida en mi existencia.
Nadie sabe lo que ocultan
los sueños, ese lugar que las palabras no pueden describir, donde las
expresiones no tienen potestad ante las emociones, donde las promesas se
vuelven sublimes juramentos infinitos.
Y tú… permanecerás
por siempre en mis sueños velando mis silencios, estarás guiando mis
pensamientos por el camino de la felicidad, continuarás eternamente habitando
el universo inmenso de mis sentidos.
¿Quieres permanecer ahí…
Para siempre?
AATS
Porter Robinson &
Evan Duffy - Language
Solo de un espíritu romántico y enamorado puede salir esta belleza.
ResponderEliminar@luisfo1951 en Twitter