Ella
guardaba en su mente cada palabra, cada gesto, cada suspiro que cualquier
ocasión le dejaba en su recuerdo, desde el primer día hasta el último… Estaban
todos en su pensamiento y aunque estaba despierta cada cosa que pasaba a
su alrededor solo le hacia recrear en su memoria historias que se entrelazaban
dulcemente.
Creía…
Sentía que ese amor era el más puro y natural, nada podía ser más hermoso porque
era un amor que nacía de la inmensidad del sentimiento, un amor que se
refundiría en el viento y que solo se dejaría encontrar por estos dos seres que
se buscaban sin saberlo.
Los
momentos de incertidumbre varias veces llegaron a su mente, mil momentos de
tristeza tocaron su alma, algunos instantes de rabia confundieron su
corazón, porque la impotencia amarraba
sus ansias de vivir, de sentir aunque fuera un solo instante el abrazo que solo
el amor verdadero puede dejar grabado con tinta indeleble más allá de la piel.
Cuantas
veces trató de borrar el aliento que su amor dejo en cada centímetro de su
cuerpo, cuantas veces intento desvanecer las ganas de correr hacia sus brazos,
cuantas veces deseo olvidar aquella tarde cuando por primera vez sus ojos se
cruzaron en la causalidad de la existencia.
Todo
fue en vano ya era tarde, nada lograría retroceder el tiempo, nada podría disipar
este apacible sentimiento que estaba ya esculpido en la realidad de su
ausencia, tampoco quería ya nunca olvidar que algún día sus vidas se cruzaron
en el camino, no quería desconocer que todo esto que le revolvía el alma, que
enloquecía su mente, que le enredaba la vida, era la sensación más maravillosa e
inexplicable que jamás había sentido.
El
solo pensar en la posibilidad de su cercanía la hacía volar precipitadamente al
mundo irreal de sus deseos, teniendo siempre la incertidumbre de si él querría
algún día volar con ella al hermoso mundo de su insensatez.
AATS