El
viento siempre fue ese aliado secreto que mil veces trajo en su recorrido el
aroma de ese sentimiento que los unía, ese viento que llegaba con una descarga
de emociones que les envolvía el cuerpo, era la forma de amarse en la
distancia, era como un código de amor eterno.
El
amor que ella sentía la hacía volar al infinito, donde alguna vez él le prometió
que la llevaría… Ella esperaba con ansias el instante en que la brisa llegara y
llevara su esencia hacia el lugar donde él la estaría esperando cada segundo. En
el ambiente solo se podían percibir millones de susurros revoloteando, que
jugaban a ocultarse en la inmensidad del cielo, ese mismo cielo que se
confabulaba con ellos, para que suavemente pudieran en algún momento dejar escuchar
todas las palabras hermosas que él o ella decían al viento, aliviando todo ese
sentimiento que guardaban dentro de sí.
Llevaban
mucho tiempo sin verse, él siempre tuvo la incertidumbre si ella vendría al
lugar acordado, ella tenía la certeza que llegaría; alguna vez él le dijo que haría
lo que fuera para volver a tener esos hermosos ojos frente a él. Pero llego el
momento, ya estaban ahí, fueron instantes
eternos y querían que fueran eternos no querían que la vida siguiera pasando sin
que por lo menos pudieran sentirse cerca, mirarse a los ojos o sentir el roce
de sus manos.
El
sabia que ella estaba cerca, sentía su presencia, presentía con fuerza su alma porque
eran una sola alma, pero había mucha gente a su alrededor, esa circunstancia
hacia mas expectante el momento de ese sublime encuentro. Paso largo tiempo
antes de que ella lograra verlo, poco a poco esa gente fue desapareciendo y por
fin sus miradas se encontraron, fue un segundo indescriptible, fue insuperable pero
al mismo tiempo tormentoso, porque sabían que no duraría más que un instante.
Tenían
que vivir al máximo ese segundo, y sin esperar nada se fundieron en un abrazo
para siempre, fue como el despertar a la vida, fue un renacer de sentimientos
dormidos, fue el comienzo del encuentro de dos almas destinadas a ser inmensamente
felices en el espacio irreal de su existencia.
AATS
AATS